La marquesa y el destino by Verónica Mengual

autor:Verónica Mengual [Mengual, Verónica]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Romántico, Histórico
editor: ePubLibre
publicado: 2023-09-01T00:00:00+00:00

Capítulo 6

Una guerrera en acción

Tenía justo lo que había solicitado. Ni más ni menos. Un pretendiente a sus pies que se deshacía en halagos y atenciones. Con regalos, flirteos y todo lo que una joven casadera podía soñar o desear. Incluso los largos paseos en Hyde Park que compartían eran especiales… Al menos para Linda, quien solía acompañarlos, eso era un sueño.

Elvina había observado la complicidad que había entre su mejor amiga y el duque de Gales. Lejos de sentirse celosa, las sensaciones eran de lo más placenteras. Tanto que incluso se veía suplicando para que él cambiase el rumbo de sus atenciones y las desplazase hacia donde serían más que bienvenidas.

Era encantador, era apuesto, atento, incluso se mostraba amoroso… Todo un magnífico partido, pero no para ella.

Las semanas pasaban y la desesperación que Elvina sentía era cada vez mayor. Lo echaba de menos. Will no aparecía en su vida cotidiana. Sabía que él la estaba rehuyendo, y con motivo, porque intuía que no deseaba protagonizar una escena tan vergonzosa como la de la última fiesta en la que coincidieron. Aun así, necesitaba verlo. Tanto como respirar. Él no se apartaba de sus pensamientos. El recuerdo de su toque la hacía suspirar por las noches. Will la había despertado para el placer y deseaba volver a entregarse a él. Las caricias que en las solitarias noches ella misma profesaba a su cuerpo creyendo que eran las de él, no se sentían del mismo modo. Lo necesitaba. Lo quería. Lo amaba y no creía poder seguir viviendo si no era con él a su lado.

Lo había intentado y no lograba ver un futuro con Gales. No iba a aceptarlo. No iba a traicionarse ella misma. No podía hacer semejante sacrilegio.

Esa mañana había decidido su futuro y nada iba a cambiar su decisión. Sentada en un confortable sillón tapizado con flores, en la salita azul, aguardaba la llegada de su madre para explicarle su proceder, que esta vez sería inapelable.

—Buenos días, madre.

—Hija mía —correspondió al saludo cortés—. ¿A qué viene tanta solemnidad? —La condesa nunca había visto a Elvina tan erguida, correcta y seria.

—No voy a desposarme con Gales. —Decidió ir al grano de inmediato—. Me casaré con lord Devon o con nadie. —Se mostró tajante y segura de sí misma. Era una guerrera.

Su madre suspiró con cansancio.

—Esta rebeldía tuya está llegando demasiado lejos, Elvina.

—No es ninguna travesura sobre la que pueda regañarme. Es lo que voy a hacer. Sé que no me cree enamorada. Lo estoy tan profundamente que daría mi vida por él sin pestañear. Si algo le sucediera a Will, iría hasta el mismísimo infierno para poder rescatarlo y mantenerlo a mi lado. Sé que usted me cree una jovencita voluble que ha caído presa de una ensoñación. No es eso. Le prometo que estoy completamente segura de mis sentimientos. Le amo. Le pertenezco a él desde el mismo día en el que le salvé la vida. Lo siento aquí. —Se tocó el corazón—. No debo ser traidora a lo que mi cuerpo y alma me piden que haga para seguir viviendo en paz y con felicidad.

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